jueves, 5 de octubre de 2017

Mejor kyc.

Hace un mes aproximadamente empecé una entrada sobre la libertad de expresión y la presunta y tan atacada "sensibilidad millennial". Estuve algunos días leyendo artículos de opinión y ensayos sobre el tema, analizando las aseveraciones de críticos provenientes de la generación X como Bret Easton Ellis o Simon Sinek. La entrada que tenía en mente era bastante específica y, dependiendo de cómo se analice, limitada. Hoy día, justo ahora, quiero mandar todo el traste y darme rienda suelta para hablar sobre la libertad de expresión en general, así que he decidido olvidarme parcialmente de aquella idea inicial para hablar en aspecto general y poder abarcar temas que me vienen rondando la cabeza pero que se escapaban de "la sensibilidad millennial", como tema central.
Dentro del humanismo naturalmente existen distintas ramas: activismo lgbt, de refugiados, de mujeres, sobre libertad de religión, etc, etc, etc. Pero en todas y cada una de ellas existen opositores. Son claros retratos de ese discurso arcaico que se opone al desafío del status quo y prefieren perpetuar el sistema social que conocen, como tanto lo han intentado las generaciones pasadas. Lo que me hace ruido es la proclamación del derecho a la libertad de expresión, ¿debemos aguantarnos en plan tolerante? ¿o simplemente gritarle en la cara ¡AVE MARÍA, KYC! a todos aquellos que creen en el sistema cuadrado que ha venido imperando en las sociedades?

A los agresores les encanta el derecho de libertad de expresión.

Quizá sea una generalización demasiado amplia, reformularé: a los agresores y violentos les encanta enunciar el derecho de libertad de expresión cuando se señala su violencia, así que lo utilizan como escudo SÓLO cuando les conviene. 
¿Se han fijado en esos repetidísimos insultos que se manifiestan a cada rato en las redes sociales cuando los machos atacan a las feministas y luego sueltan joyas tipo: "ah f*minazi. Tú sí puedes decir lo que quieras y yo no? Se llama libertad de expresión. Mejor anda a fregar/limpiar/cocinar"? o los clásicos del frente por la familia "Nosotros nos oponemos a la ideología de género. No escuchen a los gays, su estilo de vida demoníaco quiere dañar a la familia. Nosotros sólo decimos la verdad". 
Los ejemplos son muchos y podría mencionar cientos y cientos más, pero creo que ya entendieron. El hecho está en que muchos de los que alegan o invocan su inalienable y legítimo derecho a la libertad de expresión no tienen idea de qué consta el mismo, como dijo Fa en su charla ted, "les voy a romper la burbuja"

EL DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO PROTEGE EL DISCURSO DE ODIO. 

Ya sé, shocking.
Aclaremos algo: ¿qué es el discurso de odio? Según la organización “United against racism” en su archivo: Comprender y luchar contra Discurso del Odio, se establece que:

El discurso del odio pretende degradar, intimidar, promover prejuicios o incitar a la violencia contra individuos por motivos de su pertenencia a una raza, género, edad, colectivo étnico, nacionalidad, religión, orientación sexual, identidad de género, discapacidad, lengua, opiniones políticas o morales, estatus socioeconómico, ocupación o apariencia (como el peso, el color de pelo), capacidad mental y cualquier otra elemento de consideración. El concepto se refiere al discurso difundido de manera oral, escrita, en soporte visual en los medios de comunicación, o internet, u otros medios de difusión social.
Un minuto de silencio por todos aquellos que han muerto atragantados con su saliva por creer que todas sus tonterías estaban amparadas bajo la libertad de expresión.
El asunto es ese: no, amigo violento de twitter con 280 caracteres que te plantas a denigrar a cualquier minoría porque el reclamo de sus derechos afecta tu privilegio, estás en la capacidad de desperdiciar palabras en internet a tu gusto, pero cuando te señalen por opresor no puedes escudarte en decir que estás ejerciendo tu derecho a la libertad de expresión.
Este último mes mi cuenta de twitter (@librosqd) ha estado bastante movida. Me ha tocado discutir con tipos que desacreditan al feminismo con los argumentos más ridículos e invisivilizadores de la vida, mujeres que le hacen el favor al patriarcado y hasta el privilegio de un autor español y el ego reflejado en sus fans que me escriben para preguntarme por qué "ataco", cuando solo señalo un privilegio. Constantemente veo amigas y amigos que expresan su inconformidad con el sistema en redes, o marchando, con sus familiares o hablando con desconocidos. Luego de que los insultan y atacan se escudan invocando la libertad de expresión y el asunto queda sanjado de muy mala manera con frases como "pues es mi opinión".

Mito: Bueno, es que es mi opinión. Debes respetarla.

NOPE, no realmente. ¡Otra burbuja rota!
En el mundo del humanismo existe un consenso: tienes derecho a decir lo que desees, pero no debe respetarse tu opinión, sólo el hecho de que la tengas, pero ella, per sé, se puede debatir, aunque eso le pueda parecer insoportable o irrespetuoso a los conformistas sociales.
Les pongo un ejemplo sobre como funciona el respeto a la persona, el debate a la opinión y la libertad de expresión con un tema super controvertido: El aborto.
Es necesario que los estados garanticen un aborto legal, seguro, libre y gratuito. Si no estás de acuerdo, es tu opinión. Y tienes derecho a tenerla, nadie te puede obligar a cambiarla. Sin embargo, se te pueden explicar las razones por las que es necesario la despenalización del aborto con respeto, y lo más recomendable: con hechos, eso es debatirla. En el momento en que transformas tu "expresión" sobre tu desacuerdo con el aborto, un simple "yo no estoy de acuerdo con el aborto", en discurso de odio y la utilizas para estigmatizar a mujeres que lo han practicado es cuando surge un problema, y estamos en todo el deber de hacértelo saber. Por eso, no. No debemos respetar tu opinión, sino tu derecho a expresarla. 
En la era del internet los millennials manejamos bien ese concepto de irrespeto o debate a la opinión, sin embargo a muchos les hace ruido. Hablemos sobre ello.

La sensibilidad de los millennials (y de las personas en general)

Bret Easton Ellis
Retomando un poco la entrada original que me plantee hacer hace un mes, toquemos el tema de la sensibilidad millennial, un tema recurrente en internet. Nuestros críticos, la generación X, asegura que los millennials somos personas sensibles, que queremos todo fácil y que nos quejamos por todo. Estas quejas siempre salen en contextos donde los más jóvenes (y ahora incluimos a los centennials) exigen el respeto de cierto derecho, luchan contra un sistema de opresión social o desafían el status quo a través de innovaciones que suelen ir de la mano con la tecnología. 
Les incomodamos, sí. Pero ¡Cuidado! otra burbuja está por romperse: no estamos dispuestos a perpetuar unos sistemas arcaicos que no satisfacen nuestras necesidades esenciales ni permiten nuestro desarrollo humano por comodidad de los conformistas sociales, y de hecho: no estamos obligados a hacerlo tampoco.
A través de las redes sociales es más visible esta inconformidad a los sistemas opresores, algo que en décadas pasadas no se notaba, por censura o falta de difusión efectiva, pero que sí existía. Y nos quejamos, sí, pero es porque hemos desarrollado un sentido social y de preocupación global al notar que la sociedad es un factor limitante a causa de los constructos que se formaron en años previos.
Tyler Clementi, quien se suicidó
a causa de cyber-bullting
En cuanto al asunto de la "sensibilidad". Por ejemplo, Easton Ellis se basa, entre varias cosas, en el suicidio de Tyler Clementi, que tomó la fatal decisión luego de haber sufrido cyber-bullying por ser gay, para determinar la excesiva sensibilidad de los millennials. Además “nos quejamos mucho” y al parecer nos ofende todo. 
¿Por qué nos quejamos tanto de estos sistemas han regido el mundo? nosotros sólo queremos venir y atentar contra ese mundo seguro quejándonos en las redes sociales porque “así son los millennials” que no pueden vivir lejos de un teléfono inteligente (que no es que no podamos, es que no queremos).
Resulta que Easton Ellis quizá no se detuvo a pensar la repercusión social del cyber bullying, a fin de cuentas ¿qué sabe él de esa materia si creció en un mundo donde la tecnología no tenía aún avances como el internet? Tampoco toma en consideración el impacto que puede generar en la vida de Tyler Clementi la revelación de que era homosexual, porque claro él es gay y si el no necesitó suicidarse ¿por qué lo harían otros?
Sí. Nos quejamos. La magia de las redes sociales hoy día nos ayuda a potenciar nuestras voces, y eso quizá es lo que les molesta a los de la generación x. Somos ruidosos y nos oponemos a sus sistema de reglas que ya no se adecuan a nuestras exigencias de vida. ¿Por qué conformarnos a vivir en un mundo cuadrado, beneficioso a los privilegiados y reprimiendo nuestras emociones? Además, ¿qué es lo que tanto les molesta a los de la generación x en cuanto a nuestra sensibilidad? Creo que tengo la respuesta a esa pregunta aunque quizá generalizo: los millenials nos oponemos al discurso de odio que tan habitual era en otras generaciones y no queremos perpetuar estereotipos, reglas y ofensas cuando sabemos que podemos cambiarlas y debemos luchar por ello. No es que seamos sensibles, es que ahora somos conscientes y si no luchamos contra ese discurso, seremos cómplices. Sí, todo nos ofende, pero ya no nos quedamos callados, y lo mejor de todo: esa enfermedad de la sensibilidad millennial es contagiosa, porque cada vez veo a más personas de generaciones pasadas usando esa voz que en otro contexto fue silenciada. 

En definitiva

No tienes que aguantarte el discurso de odio

No importa en qué aspecto. El discurso de odio no debe ser tolerado en ninguna forma. ¿Lo viste en twitter? denúncialo. ¿Lo dijo tu amigo de la escuela? explícale su error. Nadie tiene que aguantarse la discriminación u opresión de nadie, y como deber moral, tampoco debemos permitir la perpetuación de un discurso de odio aunque éste no nos afecte directamente, pero eso sí, optemos la vía respetuosa y si de plano ya no vale la pena porque los violentos van a violentar, ignora o bloquea. La seguridad también es importante al momento de luchar por algo que no nos parece, aunque a veces solo provoque sacar una navaja.
¿Una recomendación? guarda siempre memes que puedan servirte para casos extremos. Pero ya sabes, que la libertad de expresión, como todo derecho: empieza con uno y acaba donde empieza el de otro. No importa si nos llaman sensibles quejumbrosos, mejor ser sensibles o empáticos que opresores o perpetuadores del sistema arcaico. La violencia es denunciable y las opiniones debatibles. 

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